domingo, 16 de marzo de 2014

¿A cuánta distancia está el cielo?

Abro los ojos, poco a poco,
levanto instintivamente los muros
y dejo pasar
las notas
de esta sinfonía dulce y amarga
y los restos del banquete de anoche.

Huele a domingo,
cada día es como domingo,
con un toque de canela;
mientras
fuera
hiela.

Un rayo gélido
recorre los estrechos
callejones de mi espacio
y de mi tiempo.

Antes, yo era el gurú,
el explorador tourner,
derviche ciego de ego.
Me bastaban mis tácticas de combate
para enfrentarme al desafío.

Ahora todo
es poesía.

Empapado es esta oscuridad
de la que emerjo nadando,
entra mi cuerpo en escena
y estoy contento
pero tiemblo.

Los muros dejaron pasar el agua
profunda corriente de las Canarias
tan fértil como helada.

Y estoy contento
pero tiemblo.

El río golpeó a la puerta
bace tanto (tiempo)
que ni lo recuerdo
y regó mis frescos.

Hoy abro los ojos
despierto:
los huesos están cansados
el tuétano echa humo
y los músculos y tendones
tiesos.

Pero me pongo de pie
y miro desde el abismo
el paisaje a lo lejos.
Estoy contento.

Existe
un mundo
acuático
donde crecen
los cáctus
y las rapaces
bucean
y me oriento
por las luces
y el deseo.

Existe
un mundo
acuático
donde crecen
los nardos
y los tentáculos
vuelan.
Y me oriento
por las gotas
de mi sueño.

Las ciudades
de coral
y conchas
donde
gozan
las muchachas
son campos
abiertos
y húmedos
a los espíritus
sin miedo.

Las ciudades
de rosal
y espinos
donde
gozan
los muchachos
son campos
abiertos
y húmedos
a los espíritus
divinos.

¿A cuánta
distancia
está
el cielo?


maese sonoro

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